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Gobierno debe tener una estrategia de cambios de comportamientos en los jóvenes medible, realista y con resultados a corto y mediano plazo

No basta sólo con informar y aconsejar a los jóvenes sobre sus riesgos, sino que es necesario comprender el comportamiento humano para identificar los factores subyacentes que influyen asociados a sus emociones, hábitos y rutinas

 

Ante el anuncio de la campaña comunicacional dirigida a los jóvenes ante la pandemia del COVID-19, el Instituto Guestalt de Lima (IGL) recomienda que la estrategia debe tener foco los cambios de conductas con objetivos medibles, realistas y con resultados a corto y mediano plazo a efectos de evitar más contagios y muertes por el coronavirus.

Así lo dio a conocer el psicólogo y psicoterapeuta, Manuel Saravia Oliver, director del IGL, quien recordó que “las teorías del comportamiento y los modelos de cambios conductuales proceden en gran parte de la psicología y contemplan factores sociales asociados a las emociones, los hábitos y las rutinas. No basta sólo con informar y aconsejar a los jóvenes de los riesgos, sino que es necesario ver cómo se desarrolla y modifica sus conductas. Los modelos conductuales tienen por objeto ayudarnos a comprender el comportamiento e identificar los factores subyacentes que influyen en el mismo”.

Cualquier estrategia debe tener claro el modelo y la teoría del comportamiento para modificar la conducta. “Generalmente las intervenciones suelen basarse en distintas técnicas de cambio conductual. Por ejemplo, en la teoría de la autodeterminación la motivación al cambio no surge de la presión externa, sino que se busca la motivación autoinducida porque es estable y duradera. Los jóvenes necesitan percibir que eligen y se responsabilizan de sus acciones para sentirse capaces de conseguir sus metas y el reconocimiento de los demás”, advirtió Saravia.

El especialista señaló que “la única forma de revertir el problema es tomando en cuenta la salud mental de los jóvenes tras cinco meses de restricciones y cambios en su vida personal, familiar y de pareja para así cambiar percepciones, actitudes y conductas de riesgos. Hay que sensibilizar a los jóvenes sin culpabilizarlos porque se puede generar el efecto inverso. Hay que hacerles recordar que no son inmunes y pueden llevar la enfermedad a otros grupos más vulnerables. Necesitamos una campaña emocional que aterrice con sus necesidades reales”.

“Muchos jóvenes han perdido seres queridos, oportunidades de estudio, empleo, tienen miedo a contagiarse o que muera alguien de su entorno, incertidumbre sobre su futuro y estrés. La campaña debe tomar en cuenta todos estos factores para ser exitosa”, dijo.

El psicólogo también explicó que la era tecnológica nos brinda nuevas posibilidades para inducir el cambio conductual. Cada vez son más habituales las intervenciones sanitarias a través de Internet. La principal ventaja que se les atribuye es su buena relación costo-eficacia.

Saravia enfatizó que la pandemia de Covid-19 ha provocado una crisis de salud mental a una escala que nunca antes habíamos visto. “La Organización Mundial de la Salud ha reportado que la depresión, la ansiedad, el estrés y la violencia doméstica son una pandemia silenciosa sin precedentes”, precisó.

Uno de los grandes problemas de la atención en salud mental que enfrenta el Perú y América Latina en general es que no existen suficientes psiquiatras y psicólogos para atender a las personas con enfermedades mentales y los que hay están ubicados en las grandes ciudades, lo cual dificulta el tratamiento.

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