Marcela, la joven becaria que capturó su éxito en una foto a los 2 años
Marcela Valdeavellano ganó la Beca Permanencia en el 2017, lo que le ha ayudado a continuar sus estudios de Arquitectura y convertirse en líder en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Lima, 24 de agosto de 2020. Hay una foto que Marcela Valdeavellano, ganadora de Beca Permanencia 2017, atesora como si fuera un trofeo. Ella tenía dos años, para tres, y había salido a pasear con su papá Orlando. Como era costumbre, él la recogía de casa de su mamá Nelly con un muñeco y se iban a jugar al parque. Allí estaban hasta el atardecer y, antes de devolverla a casa, coronaban el paseo en una tienda de fotografía para retratarse. Esta costumbre aún sobrevivía en algunas plazas de nuestro país antes de la pandemia por el COVID-19.
En la foto que se tomaron aquel día sin fecha, papá Orlando llevaba un terno negro, una camisa beige y una corbata a cuadros y Marcelita vestía un polo rosado estampado con una Minie. El fondo es azul y una mirada común, mansa y firme, casi desafiante, los blinda. Una visión compartida, que papá Orlando traduciría en una frase que hoy Marcela abraza como un mantra: “El que no arriesga no gana”. Esas palabras resuenan en su corazón desde que su papá falleció, un mes antes de que ella iniciara los estudios de la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
“En diciembre del 2016, mi papá tenía problemas de salud, era complicado y lo llevábamos al hospital. En febrero del 2017 le detectaron cáncer y falleció en marzo. Recién acababa de terminar el examen final (de ingreso a la universidad) y fue un baldazo de agua fría. Paralelamente, se habían hecho gastos muy grandes. La situación económica en casa no era muy favorable”, cuenta Marcela de 24 años.
En ese contexto, la primera solución que Marcela imaginó fue desertar de los estudios y dejar atrás los dos años que había dedicado para prepararse para el ingreso. Pero su mamá la detuvo. “Deja solo algunos cursos”, le sugirió y así lo hizo. Tiempo después, fue ella quien le comentó que existía el Pronabec y la animó a postular a Beca Permanencia. ¿Qué creen que Marcela respondió? “No perdemos nada intentándolo”, se dijo y así lo decidió.
Un después soñado
Marcela ganó el concurso Beca Permanencia a mediados del 2017 y, con ello, la tranquilidad de estudiar a tiempo completo. Y no solo eso. Gracias a la beca y al tiempo libre que gana por no necesitar trabajar, participa en su comunidad universitaria como deportista, en particular, con los atletas, no solo corriendo, sino también ayudándolos en tareas de promoción y publicidad. Además, fue elegida representante de la UNI para participar de un taller de líderes universitarios el año pasado.
Esa actitud inquebrantable la ha llevado aún más lejos. Participó de un seminario especializado en drones en la Universidad de Brescia en Italia. “La verdad es que yo no pensaba viajar por cuestiones económicas, pero mi mamá lo hizo posible. ¡Hizo una colecta familiar y lo logramos!”, cuenta con alegría. A poco de concluir sus estudios, Marcela sabe que –aún en el escenario crítico y retador actual— los sueños mandan. “Quisiera apoyar al Estado en la construcción de diversas obras, sean viviendas u oficinas y, de esa manera, colaborar, porque muchas veces las obras no tienen la supervisión de una arquitecta”, afirma sobre su plan para llevar a cabo el Compromiso de Servicio al Perú que exige Beca Permanencia.
¿Cuál es su secreto? ¿De dónde nace su ímpetu y su firmeza? Al respecto, reconoce que el sostén de su familia es imprescindible. La admiración hacia su hermano mayor Edison, quien solventó de jovencito la construcción de la casa donde residen ahora cuando no tenían un techo propio; la tolerancia infinita que le inspira su hermana Sandra, quien posee un leve retraso mental que le recuerda que las personas poseemos capacidades diferentes; la tenacidad de su hermana Carolyn, quien egresó becada de una prestigiosa universidad de negocios y se volvió un ícono entre sus compañeros por ello; y su mamá Nelly, quien, según Marcela, hace que todo suceda. “Es un efecto mágico”, la describe.
Y aunque nadie se construye solo, es uno quien da siempre el primer paso. “No basta con soñar, tienes que esforzarte por eso”, aconseja hoy Marcela y vuelve, una vez más, a sacar la foto del cajón. “Si yo me hubiera rendido a la primera, cuando no ingresaba a la UNI, no hubiese logrado todo esto”, asegura orgullosa. “Pienso en mi papá. ¡Cómo le hubiera gustado ver mi graduación!”, remata.
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