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Abecé sobre la diabetes infantil en Perú

  • La última Encuesta Nacional de Situación Nutricional de Colombia (ENSIN), advierte que en la primera infancia (niños de 0 a 4 años) el exceso de peso -que incluye sobrepeso como obesidad- subió de 4.9% en 2010 y a 6.3% en 2015.
  • Los niños no deben ser premiados con dulces, siendo una práctica que sigue asociada a un tema cultural y recurrente.

 

En Perú el sobrepeso y la obesidad afecta a casi el 70% de la población según el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición. Por su parte, el Ministerio de Salud ha señalado que son 1,4 millones de peruanos los que tienen diabetes actualmente. En el año 2017 se reportaron 15,504 nuevos casos de diabetes tipo 2. El problema radica en que casi la mitad de los afectados con la patología no saben que están enfermos

Ahora, vale la pena destacar que es un problema que no solo afecta a los adultos, los niños también pueden padecerla. Existen dos tipos de diabetes: las personas que padecen diabetes tipo 1 que ocupa entre el 5% y 10% de las personas que tienen diabetes, sin embargo, es la más común en niños y adolescentes. La diabetes tipo 2 también conocida como diabetes no insulinodependiente se basa en una pérdida progresiva de la secreción de insulina, generalmente acompañada de resistencia a la insulina. Sin embargo, su presencia está aumentando entre los niños, lo que principalmente se debe al estilo de vida marcado por un aumento del sedentarismo y una alimentación poco adecuada.

La Dra. Aurora García Tejedor, Directora de la Maestría Oficial en Nutrición y Salud en de la Universidad Internacional de Valencia –VIU-, explicó que los niños se ven afectados por la tipo 1 debido a diferentes factores, entre ellos los genéticos, donde hay casos que se hereda la predisposición a padecer la enfermedad, no la diabetes en sí, sino una autoinmunidad.

Por su parte la diabetes tipo 2, principalmente, se debe a consecuencias genéticas y por comportamientos asociados a estilos de vida no adecuados, es decir, influyen directamente elementos como el sobrepeso, la distribución de la grasa (siendo la abdominal la que supone un mayor riesgo que la grasa que se localiza en cualquier otra parte del cuerpo), la inactividad física y antecedentes familiares, entre otros. Por tanto, realizando algo tan sencillo como modificar el estilo de vida se puede prevenir la diabetes tipo 2.

García  agregó que los signos de alarma que pueden alertar a los padres para detectar la diabetes en los menores “son fáciles de identificar y entre las más comunes están sed excesiva; orinar con demasiada frecuencia; hambre a todas horas; nicturia, es decir, los niños mojan la cama en la noche; pérdida

de peso más de lo normal; debilidad física y cansancio; visión borrosa; náuseas; vómitos, aliento con olor extraño; irritabilidad; calambres musculares; y en la diabetes tipo 2, los síntomas pueden ser similares, pero suelen ser menos intensos. Por ello, en muchas ocasiones pueden pasar años desde los primeros síntomas hasta el diagnóstico”.

Respecto al tratamiento, cada tipo tiene su desarrollo. En la diabetes 1, la más habitual en los niños, hay que tener en cuenta que es una enfermedad que no tiene cura, por tanto, hay que aprender a convivir con ella.  El menor deberá seguir el tratamiento establecido, basado en la inyección de insulina mediante dispositivos de diferentes tipos.

Además, y lo que es muy importante es que un nutricionista tendrá que realizar una educación nutricional a toda la familia, para instaurar una alimentación equilibrada y proporcionar al paciente las herramientas necesarias para poder planificar sus menús. Asimismo, la realización de ejercicio físico de forma habitual será un aspecto primordial.

En caso del segundo tipo, lo más usual es el tratamiento farmacológico pautado por el médico, pero más importante es que habrá que realizar cambios en el estilo de vida, ya que es muy habitual que el paciente presente sobrepeso u obesidad, por lo que en primer lugar el nutricionista deberá de ayudar al paciente a perder peso y seguir una alimentación adecuada a lo largo de su vida, acompañada del ejercicio físico constante”, señaló la experta de VIU.

¡Ojo con los dulces!

Estos productos producen enfermedades y problemas habituales por su consumo elevado, por ejemplo, complicaciones cardiovasculares, sobrepeso, obesidad, caries y formación de placa bacteriana. Los niños con problemas de peso son más propensos a ser resistentes a la insulina, un precursor de la diabetes tipo 2. Además, hay que tener en cuenta que la obesidad infantil es uno de los desafíos de salud pública más graves del siglo XXI.

Hay que resaltar que los padres son los encargados de controlar la ingesta de dulces en los niños y, en primera medida, es importante aclarar que el cuerpo humano no necesita azúcar libre para el correcto funcionamiento de los diferentes órganos como el cerebro y los músculos. Su necesidad radica en la glucosa, un hidrato de carbono que se puede obtener de numerosos alimentos saludables, como la fruta y la verdura.

El llamado de los expertos también se enfoca en que los padres procuren no utilizar los dulces como premio en los niños. Si de manera esporádica consume alguno, es imprescindible realizar una buena higiene dental tras comerlos. En general, una de las formas más eficaces de controlar su consumo en niños es siendo un ejemplo para ellos, es decir, los menores tienden a seguir el modelo de consumo alimentario de sus padres, por tanto, es importante que los adultos sigan una alimentación balanceada. Dando ejemplo se construye la educación alimentaria.

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